top of page

Hora de "Tomarse" el café en serio

  • Andrés Felipe Pérez Tamayo
  • 2 dic 2013
  • 2 Min. de lectura

" El amor debe ser como el café.

A veces fuerte, otras dulces,

A veces solo, otras acompañado,

Pero nunca frío."

Megan Maxwell

Temprano en las mañanas, Colombia destapa su riqueza. Una riqueza con aroma a café que a su paso a dejado una cultura, tradición e identidad.

De la tierra nace un grano cultivado por campesinos humildes en busca de oportunidades económicas, un grano que traspasó divisiones geográficas, las mismas que durante un tiempo fueron fruto de conflicto y disputas es ahora un lugar ameno y reconfortante donde los "chibchombianos" pueden convivir con el aliento de comunidad, las familias son más unidas, y por primera vez, una identidad que estaba fuera de la adhesión a un partido político. "Una sociedad nueva y fresca, Una estirpe que sabe lo que siembra".

El café para los colombianos influyó en muchos aspectos de su diario vivir. Más allá de sus grandes exportaciones y el auge económico durante el siglo XX, más allá que los sistemas y mecanismos de producción y la división técnica del trabajo para alcanzar mayores niveles de productividad, fue, a groso modo, un sentimiento general de todos aquellos que se hacían llamar "Colombianos", la esperanza que el café devolvió a este tierra ubicada en la región noroccidental de América del sur. Valía la pena luchar por ella .

Hoy en día el café, El mismo que el centenio pasado tuvo tanto aclamo, regocijo y felicidad se ve enormemente afectado, y muchos son sus factores como; la mala adaptación de las exportaciones cafeteras al sistema neoliberal, la baja producción, la mala inversión y tecnificación de los recursos, incluso el hecho de que cada vez son menos los caficultores de nuestra tierra entre otras.

¿Y ahora que hacemos con el café? es la pregunta que se lanza al aire esperando que un ser en una nube nos de la respuesta. Pero la verdadera pregunta es ¿Qué hacemos ahora con el agro?

Dar abasto a las exigencias neo liberales del mercado y su aparatosa competencia internacional nos lleva a proponer dos políticas urgentes de las cuales, una no podría ser sin la otra, y la segunda es consecuencia de la primera: La tecnificación del agro y mejorar el presupuesto de quienes trabajan la tierra. Si existe un sistema que respalde una mejor producción, que el producto cumpla con mejores cualidades, más desarrollado y más atractivo para sus consumidores finales entonces sin duda se habrá cumplido la tarea. Si esta economía se fortalece repercutirá directamente en sus trabajadores... "Y ya saben lo que dicen "Cuando el empleado esta feliz, las cosas salen mejor"

 
 
 

Comments


bottom of page